The Hunter (El cazador) de Richard Stark Cap 1 (8 de 8)

He took a cab up to 96th Street and Broadway, and worked up and down Broadway for a while, this time buying watches and pawning them. Then he went to Lexington Avenue, midtown, and did it some more. Four times all told, somebody called the bank to see if he had enough money in his account. Not once was his driver's license questioned as valid identification.

By three o'clock, he had a little over eight hundred dollars. He used one more check, to buy a medium-sized suitcase of excellent quality, and then he spent half an hour shopping, paying cash for his purchases. He bought a razor and lather and lotion, a toothbrush and paste, socks and underwear, two white shirts, three ties, a carton of cigarettes, a pint of hundred-proof vodka, a comb and brush set, and a new wallet. Everything except the wallet went into the suitcase.

When the suitcase was full, he quit shopping and went to a good restaurant for a steak. He undertipped, and ignored the waiter's dirty look as he went out, still carrying the suitcase. He took a cab to a medium-priced hotel, where they believed his driver's license and didn't make him pay in advance. He got a room and bath, and overtipped the bellboy.

He stripped out of the new clothes and took a bath. His body was hard and rangy and scarred. After the bath, he sat up naked in bed and slowly drank the pint of vodka straight from the bottle, grinning at the far wall. When the bottle was empty, he threw it at the wastebasket and fell asleep.

Cogió un taxi y fue a la calle 96 esquina Broadway. Recorrió la calle Broadway arriba y abajo durante un rato, esta vez comprando y empeñando relojes. Luego fue a la Avenida Lexington, en el Centro,  y repitió el proceso. Solo en cuatro ocasiones llamaron al banco para preguntar si tenía saldo suficiente. En ningún caso cuestionaron la validez del Permiso como identificación.
A las tres en punto, tenía algo más de 800 dólares. Usó un nuevo cheque para comprar una maleta de tamaño medio de excelente calidad y luego dedicó hora y media a comprar, pagando en efectivo sus adquisiciones. Compró una maquinilla de afeitar, jabón y loción, un cepillo de dientes y pasta, calcetines y ropa interior, dos camisas blancas, tres corbatas, un cartón de tabaco, una pinta de vodka de 50º, un conjunto de peine y cepillo para el pelo y una nueva cartera.
Todo excepto la cartera fue a parar al interior de la maleta.
Cuando la maleta estuvo llena, dejó de comprar y se acercó a un restaurante a comer un filete. Escatimó en la propina y no hizo caso de la torva mirada del camarero cuando se fue cargando con la maleta. Un taxi le llevó a un hotel de precio medio donde no desconfiaran de su Permiso de Conducir y no le obligaran a pagar por adelantado. Tomó una habitación con baño y le dio una generosa propina al botones.
Se quitó sus ropas nuevas y tomó un baño. Su cuerpo era fuerte y esbelto y surcado de cicatrices. Tras el baño, se tumbó desnudo sobre la cama y se bebió despacio la pinta de vodka directamente de la botella, sonriendo a la pared que tenía enfrente.
Cuando vació la botella, la arrojó a la papelera y se durmió.